jueves, 28 de junio de 2007

COMO DUELE EN TODOS LADOS

Por primera vez en muchos años sentí deseos de llorar por alguien que no había conocido. Por primera vez en muchos días, me cuestioné sobre el papel que vine a cumplir en esta tierra, que amo tanto pero que hoy la veo tan perdida.

Hoy asesinaron, masacraron vilmente a 11 diputados de la Asamblea del Valle del Cauca, después de 5 años de cautiverio, de absurdo secuestro. Y la noticia me dolió hasta el alma. Quizás porque desde hace 6 meses, una de mis nuevas amigas (esas que te brinda la vida sin una razón aparente pero que te llegan y se quedan contigo) es la esposa de uno de los hermanos de Francisco Giraldo, asesinado el 18 de junio de este año, junto a los demás diputados.

Es incomprensible cómo en este país seguimos despertando con noticias tan aterradoras e incomprensibles como esta y seguimos sin hacer nada. Vemos, oimos, nos quejamos, pero no hacemos nada. Y sigue la guerra, y siguen los secuestros, y seguimos dando de qué hablar en el mundo entero, pero no hacemos nada. Nada como ciudadanos, nada como seres sociales, nada como seres humanos.

Quizás nos merecemos lo que nos pasa. Quizás... pero es que ni siquiera tenemos el valor de recapacitar sobre nuestros errores, sobre el principio de esta guerra eternizada por el poder, la codicia, el absurdo de un país lleno de gente buena pero manipulada por unos cuantos políticos corruptos y guerrilleros absurdos, desalmados, sin causa social alguna, pero con todo el interés de acabar con nuestra identidad, nuestra tranquilidad, nuestras selvas y porqué no, con el futuro de nuestros hijos.

Y duele en todos lados, en el alma porque las lágrimas de los amigos te duelen, en el corazón porque el país que amas se está desangrando, en el espíritu porque piensas que Dios a veces se hace el desentendido y nos deja a la deriva...

Ojalá este dolor, motivo de estas palabras, sirva para darnos luces sobre lo que debemos hacer como ciudadanos, como hombres y mujeres de bien, como colombianos comprometidos con nuestro país. Y aunque duela en todos lados, es necesario buscar el bálsamo que permita a esta piel volver a sentir la calidez del sol.

1 comentario:

Julián Hoyos dijo...

Con tristeza o con alegría, decir lo que sentimos es una obligación, para con el alma y para con la sociedad. Me alegro que te hayas resuelto. Respecto a la noticia de hoy, sólo queda confirmado lo que se temía. Y que no hay quién. Sólo el carácter social y actitud determinada de cada uno pueden salvarnos. Miles de plazas no deben alcanzar para contenernos a todos los ciudadanos para gritar de frente contra los pocos que sólo quieren imponer la violencia y desangrar nuestro país para llenarse los bolsillos de mal dinero y mal poder. Abrazos Isita.