viernes, 23 de noviembre de 2007

PORQUE USTED LO HA PEDIDO

Por eso tiene lo que se merece. Por eso, cada vez que recibe su salario le alcanza menos y en vez de crecer su cuenta de ahorros, crecen sus deudas. Porque usted lo ha decidido, tenemos nuevamente en muchos de los cargos públicos de nuestro país a personas que quizás no sólo han comprado votos, sino también vidas y conciencias.

Gracias a que usted no votó en las elecciones del 28 de octubre, todos los que cumplimos con el "sagrado deber del voto" como nos lo enseñaron hace muchos años nuestros abuelos, nos estamos resignando a seguir probando suerte con la "carita bonita de turno", con el "encantador de serpientes" y con el que promete todo lo que en pocas semanas olvidará.

Este país, estas ciudades, estos pueblos colombianos, merecen un cambio, un mejor mañana lejos de clientelismo, corrupción, deshonestidad, violencia, ilegalidad, violación de derechos humanos, impunidad, en fin, politiquería barata y mentirosa. Pero, como siempre, los que seguimos soñando con despertar de este marasmo político, de esta falta de identidad y de sentido patrio, continuaremos obligados a pensar que, ahora no fue, pero que dentro de 3, 4, 5 ó 6 años, todo podrá cambiar, que el país podrá al fin mejorar.

Y no es que tenga un repentino ataque de pesimismo, no. Estoy convencida que sólo las personas responsables de sus actos no tienen remordimientos y que eso mismo, les da derecho de decirles en la cara a los demás lo que piensan, sin tapujos ni miedos. Porque sencillamente, el pueblo tiene los gobernantes que se merece. Y si hoy en día, por fin, de forma increible ciudades como Cartagena y Barranquilla lograron vencer a las típicas maquinarias y caciques políticos, fue porque sencillamente, los ciudadanos votaron, y a conciencia.

Por eso, puedo seguir confiando en la capacidad de mis conciudadanos en reaccionar, en ser conscientes de su poder para el cambio, del autónomo ejercicio de su responsabilidad social. Porque usted no lo ha pedido, me atrevo a censurar su conducta, si este 28 de octubre, prefirió como tantos otros, darse vuelta en la cama y darle la espalda al futuro de esta nación, que así, le duela reconocer, es la que disfrutarán o de la que renegarán mi hija, sus hijos y quién sabe, cuántas generaciones más.